Esta crema es especialmente apetecible en días lluviosos o fríos, porque su combinación de ingredientes nos ayudará a entrar en calor, a la vez que nos aportará un chute de vitaminas y de antioxidantes, lo cual es especialmente beneficioso en esta época del año, en la que nos exponemos a factores externos tales como cambios bruscos de temperatura, lluvia, frío, viento…y nos pasamos más tiempo en lugares cerrados, en los cuales nos exponemos a una mayor concentración de organismos patógenos y virus, causantes de resfriados, gripes y otras enfermedades infecciosas.
Esta crema destaca por su llamativo color naranja, el cual nos anuncia que está repleta de carotenoides o provitamina A, la cual que es sintetizada por nuestro organismo como retinol o vitamina A , y que tanto beneficia a nuestra visión, así como a nuestro cabello y uñas.
El tomate es una excelente fuente de vitamina C (un poderoso antioxidante) y de vitamina K, la cual favorece especialmente la circulación sanguínea.
La zanahoria, además de las vitaminas A y C , nos aporta vitaminas del grupo B, fibra, promueve la eliminación de líquidos y es rica en minerales como el potasio y el fósforo.
Por último, el toque picante y aromático del jengibre nos ayudará a entrar en calor y nos facilitará la digestión.
En definitiva, esta receta es todo un regalo para nuestro organismo durante esta época del año.
Vamos con la receta!
Ingredientes:
- 1 kg. de tomates maduros
- 6 zanahorias medianas
- 3 c.s. de aceite de oliva virgen extra
- sal no refinada
- pimienta blanca molida
- jengibre en polvo o crudo (rallado) al gusto
Preparación:
En una sartén grande o wok ponemos a calentar el aceite. Troceamos los tomates en cuartos (no es necesario pelarlos ni quitarles las semillas) y los ponemos en la sartén con sal y pimienta a fuego bajo, dejando que suelten su propia agua. Cuando hayan soltado algo de líquido, echamos las zanahorias troceadas y peladas y dejamos que se consuma casi todo el líquido, dejándolo a fuego bajo unos 35′ y removiendo de vez en cuando. Finalmente echamos el jengibre en polvo o rallado y removemos.
En la batidora o trituradora vertemos la mezcla hasta obtener una crema homogénea. Rectificamos de sal, pimienta y jengibre si es necesario. Podemos pasar la crema por el chino, aunque en mi caso no ha sido necesario, ya que mi batidora no dejó rastro de pieles ni de semillas.
Se sirve caliente y con el topping que desees (opcional). En este caso optaría por unas semillas y unas gotas de aceite de oliva, pero puedes añadir unas hojas de hierbabuena o de albahaca frescas y algún germinado si prefieres darle un toque algo más fresco.
Tip: no te recomiendo que prescindas del jengibre o que lo sustituyas por otra especia, ya que su toque es la clave en esta receta. No obstante, es importante que lo añadas en poca cantidad y vayas añadiendo un poco más progresivamente, si deseas un sabor más intenso. ¡Menos es más!

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