Esta receta me encanta por muchas cosas, por su sencillez y porque de muy pocos ingredientes nos da un resultado consistente y delicioso. No necesita cocción y no lleva nada de harinas, lácteos, refinados o huevo. Para mí, vale su peso en oro.
Ingredientes:
- 1 taza de dátiles
- 1 taza y 1/4 de taza de frutos secos variados al gusto (crudos y sin sal)
- 1/4 de taza de cacao en polvo ecológico (desgrasado o no)
- 1 c.c. de esencia de vainilla
- 1 pizca de sal no refinada
- Azúcar de coco (opcional)
Preparación:
Los dátiles habrán estado en remojo al menos unas 4 horas. Los deshuesamos y reservamos.
En un procesador de alimentos potente, trituramos la mezcla de frutos secos. Yo he usado pasas sultanas, avellanas y nueces, pero pueden ser otros o incluso de un solo tipo, utilizando la misma cantidad.
Cuando se forme una pasta (pueden quedar trocitos pequeños), añadimos la mitad de los dátiles escurridos (no tiréis el agua de remojo!!), junto el cacao y la pizca de sal. Volvemos a triturar hasta que quede una mezcla homogénea. Agregamos entonces el resto de los dátiles y la vainilla. Volvemos a triturar. Si necesitamos algo de líquido, se puede añadir en este paso un poco de agua del remojo de los dátiles, pero siempre con cuidado porque debe quedar una masa muy espesa.
Probamos de dulce y si queremos, agregamos el azúcar al gusto.
Vertemos la mezcla en un molde engrasado o con papel de horno, no demasiado alto y la alisamos. Espolvoreamos un poco de cacao en polvo por encima y dejamos en la nevera al menos 2 horas antes de consumir.
Para servir, se puede cortar en cuadrados iguales e ir emplatando cada trozo con cuidado de que no se nos deformen al sacarlos del molde.
Es un postre muy contundente, por lo que un trozo más o menos pequeño cunde bastante!
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Fit on Eat 